Ella me regaló unas alas por mi cumpleaños y me dijo: «Busca tu lugar en el sol». Yo, como siempre, le hice caso. Después lo comprendí todo, pero ya era tarde. Según me acercaba a mi destino, con horror comprobé que las alas que me elevaban eran las de un tal Ícaro.

Ella me regaló unas alas por mi cumpleaños...