Poema dadá

Poema dadá

En el rincón absurdo del pensamiento,
donde el caos y el orden se dan la mano,
surge un poema dadá, un suceso encantado,
sin sentido, sin forma, ni argumento.

Un zapato parlante grita desesperado,
conversaciones sin sentido danzan en el viento,
la luna juega ajedrez con el firmamento,
y un pez vuela alto en el cielo estrellado.

Las palabras se embriagan de insensatez,
los números bailan en ritmos extraños,
los colores susurran secretos extraños,
y el tiempo se ríe, loco de estupidez.

En el caos brillante del absurdo encuentro,
la razón se extravía y el absurdo es rey,
la lógica se disuelve en un sueño ajeno,
y en este poema dadá, me dejo llevar.

En el jardín de las esferas colosales,
donde los gatos maúllan en armonía,
los árboles hablan y bailan sin pausa,
y los ríos fluyen al revés del día.

Un sombrero de sandía sobre el sol se posa,
mientras las nubes se peinan con melancolía,
los peces nadan en el aire con gracia,
y las estrellas se abrazan con alegría.

Los relojes despiertan de su letargo,
para bailar un vals desenfrenado,
los murmullos del viento tejen un halago,
y los sueños se pintan de verde y morado.

En este universo de locura extravagante,
donde lo imposible es simplemente normal,
me sumerjo en la danza deslumbrante,
de este poema estrambótico sin igual.

El papá es una papada,
pero la mamá es una mamada.