Bajo el dosel ambiguo de la luna,
sobre el lúbrico altar de las tinieblas,
te hice la patrona de mis huesos,
la dulce confesora de mi sed.

Bebimos en secreto un elixir
de tuétanos y entrañas derramado
entre tibias banderas de saliva,
de sangre que aprendió nuestras heridas.

Tango blasfemo para la Flaca