Arte de la incuria

SOLUS IPSE

Arte de la incuria

Ocaso del sol, en la hora tenue, precaria,
el día se desvanece en susurros de fuego cítrico,
se despierta el alma en su lánguido letargo,
para danzar en los brazos de la quietud.

En la cueva solitaria, en el yermo desolado de esta casa,
se teje el tapiz de la nada floral, se erige el altar del silencio,
donde el tiempo se desvanece en espirales de polvo y pelusa,
y los sueños se despliegan como las alas de los huesos.

Contemplación del polvo, meditación del vacío,
secreto de perderse, de encontrarse en el óxido, fluido,
palabras como gotas de lluvia en el páramo de la desolación,
los pensamientos se disuelven en el río, sin fin, de la indolencia.

En la música del silencio, en el canto de la soledad,
se esculpe el signo de la impostura y el desengaño,
cada sílaba es un suspiro, un eco de arrebato en la quietud,
y el amor verdadero se encuentra con el misterio desgarrado.

En la rutina de la nada, en el arte de perderse,
se halla la esencia de la vida, el núcleo del ser-sin-otro,
donde el tiempo no cuenta, donde el alma se expande
en la danza eterna de la serena incuria de los éteres.