El eco de lo que pudo ser

El eco de lo que pudo ser

Corteses relaciones de la vida,
esta existencia nos escupe pruebas
desde lo más profundo del abismo,
en una danza malsana con extraños
que se presentan como bandoleros
de la verdad. ¿Quién puede contar
con una protegida fortaleza
ante la caritativa incertidumbre,
ante los conocimientos pueriles
de artistas de una peste que sigue
nuestros pasos como la sombra
de la domesticidad amarga?

Se abrió ante mí un camino divertido,
alquilarme la risa que queda
en los rincones de las chozas feroces,
donde nosotros, los perdidos,
sólo consagramos el vacío,
permitido por nuestras rabias lentas.
En una choza me unto los sentidos
con el aroma de la incertidumbre,
intentando estrangularla en un llanto
que habita el eco de lo que pudo ser.

Habiéndose asegurado en el hubiera,
la danza de la vida me daba
un olor a inmundicia seca,
pero estaré aquí, en este sendero,
haciendo de la suciedad una danza
que consagra la verdad de mi existencia.